Abr 212011
 


Después de muchos años llegas a la conclusión de que puedes hacer más en tu profesión, de que, en el caso de los niños, no siempre es suficiente tu trabajo con ellos. La familia es el componente imprescindible para que todo sea más fácil o resulte todo más complicado. Generalizar nuevos hábitos requiere ayuda y compromiso por parte de los padres.

Desde mi optimismo creo que los padres que han decidido poner en mis manos la intervención de sus hijos, están dispuestos a hacer lo que mejor sea para ellos. Y en muchos casos es así.

Desde ese optimismo, del que no soy capaz de deshacerme, pretendo que mi Gabinete ofrezca las oportunidades que sea necesarias para resolver la situación de la mejor manera posible. Nuestros talleres o escuelas de padres pretenden facilitar la información, adaptada desde luego a las respectivas situaciones, más conveniente para cada caso y ponerla en común con otros padres con otras problemáticas. Los temas más recurrentes son siempre la educación, la afectividad, la convivencia, las relaciones con los iguales… Intentamos potenciar la comunicación de los padres con nosotras y con otros de una manera sincera sobre situaciones actuales o posibles, para intentar hacer ver a los padres la importancia de sus propias conductas o decisiones.

Tengo que decir que no siempre funciona como debería, nuestros propios trabajos, nuestros hábitos, la falta de coordinación entre ambos padres, son elementos que interfieren en la dinámica padre-hijo y en la visión objetiva de lo que hacemos. Pero el mero hecho de que lo intenten, aunque no siempre se consiga, es el primer paso para hacer que nuestros hijos superen sus dificultades con un grado mayor de posibilidades de éxito.

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